Los conflictos son inevitables tanto en el ámbito laboral como en el familiar. Al convivir con otras personas, lo más normal es que nuestras ideas o preferencias sean diferentes en algún momento. Esto puede deberse a muchas causas. Por ejemplo, diferencias de opinión, estrés personal, juegos de poder o problemas personales. Descubre los Tipos de Coaching que recomendados para cada resolver un determinado conflicto.
Si no gestionamos estos problemas adecuadamente, pueden escalar y volverse más complicados, provocando un conflicto que permanezca en el tiempo. Cuando esto sucede, nuestro estado emocional se ve afectado. Recibimos una carga y la llevamos allá donde vamos… por mucho que intentemos tirar de orgullo y decir que no nos importa.
Así, por ejemplo, en el entorno del trabajo, al estar trabajando codo a codo, en el mismo espacio y con los mismos objetivos pero viniendo de diferentes entornos y con distintas experiencias, hace que inevitablemente surjan conflictos. Esto hará que el clima laboral empeore y hacer que los empleados estén menos motivados. En el ámbito familiar, los conflictos generan mucha tensión. Si no se emplean técnicas de resolución de conflictos, las discusiones pueden terminar alejando a algunos miembros de la familia.
Sin embargo, no desesperes, los conflictos gestionados de la manera correcta pueden llegar a cimentar mejor las relaciones. Conocer y utilizar las mejores técnicas de resolución de conflictos te ayudará a mejorar tus relaciones. También, como resultado, te permitirá ser un mediador en los casos que no sean directamente relacionados contigo.
El estar trabajando codo a codo, en el mismo espacio y con los mismos objetivos pero viniendo de diferentes entornos y con distintas experiencias, hace que inevitablemente surjan conflictos en la empresa. Y aunque pueden haber muchas razones, lo que puede causar los conflictos en la empresa comúnmente pueden ser:
Cuando estamos en medio de un proyecto, es normal que las tareas de un empleado dependan de otros, por lo que se puede generar tensión para cumplir con las líneas de tiempo establecidas.
Si al entrar en un puesto de trabajo, se nos han prometido algunas ventajas pero estas no llegan a darse, esto puede dar lugar a conflictos y desmotivación.
La actitud que tenemos no debería estar ligada al puesto que ocupamos. El uso (o abuso) de la jerarquía puede ser una fuente importante de conflictos ya que lleva a actitudes de prepotencia o impotencia.
La falta de recursos en una empresa inevitablemente creará roces.
La falta de planificación y liderazgo tiene consecuencias en el ánimo de los empleados.
Es bueno tener establecer plazos y normas, pero si éstas son poco realistas o no reflejan el momento en el que se encuentran los empleados, inevitablemente surgirán conflictos.
Las experiencias de cada persona son diferentes, por lo que su manera de ver y solucionar los problemas, también difiere. Entender esto puede ahorrarnos muchos conflictos y abrir nuestra mente para entender a la otra persona.
A veces la causa de los conflictos en una empresa no tienen mucho que ver con el lugar de trabajo sino más bien con la vida personal de los empleados.
La forma en la cual nos comunicamos depende de la personalidad de cada persona así que, si no conocemos ni entendemos el porqué detrás de las acciones de la gente de nuestro alrededor, pueden surgir conflictos.
Es habitual que entre las parejas surjan problemas de comunicación o malos entendidos, siendo las causas más comunes los reproches, la pérdida de libertad o el intentar cambiar a la otra persona.
Es probable que los hermanos discutan por celos, envidia o por diferencias personales.
Este tipo de conflicto en la familia se puede dividir en diferentes orden: durante la etapa infantil, cuando surgen problemas por no saber gestionar con facilidad el desarrollo de la autonomía de los más pequeños; en la adolescencia, momento en el que se producen muchos problemas sobre todo por los altibajos emocionales; y con hijos adultos, cuyas disputan están provocadas por la convivencia y la organización de la vida.
Dependiendo del tipo de conflicto y las personas implicadas, puedes hacer uso de distintos tipos de coaching para conseguir los resultados que deseas.
En caso de que la fuente del conflicto es la vida personal, el coaching personal es uno de los tipos de coaching más recomendados. También resulta útil en caso de que el conflicto sea interno o si la causa es las expectativas insatisfechas.
Si el problema afecta al equipo entero o si proviene de la dinámica líder/empleado, es importante que apostemos por el coaching de equipo: éste es uno de los tipos de coaching que se enfoca en ayudar a que el equipo cohesione mejor.
Una de las herramientas más potentes que puedes llegar a tener es el coaching ejecutivo que puede servirte para identificar y gestionar los problemas que aparecen en tu empresa. El coaching ejecutivo es uno de los tipos de coaching más buscados en el ámbito laboral.
Si el conflicto surge en la familia es importante contar con este acompañamiento y apoyo. El coaching familiar es un instrumento para mejorar las relaciones dentro del núcleo familiar.
Los estilos de resolución de conflictos dependen en gran parte de la personalidad de cada individuo. Según su orientación (hacia las personas o hacia los objetivos), las personas pueden adoptar distintas actitudes ante el conflicto:
Los objetivos son importantes pero la relación no. Yo gano – Tú pierdes.
Tanto los objetivos como la relación son importantes. Yo gano – Tú ganas.
Ni la relación ni los objetivos son importantes. Yo pierdo – Tú pierdes.
La relación es importante pero los objetivos no. Yo pierdo – Tú ganas.
De todas estas actitudes tenemos que adoptar la segunda, la cooperación para poder llegar a solucionar el conflicto de manera que fortalezca al equipo.
La metodología DISC es una herramienta de evaluación personal utilizada para determinar la personalidad, mejorar la productividad en el trabajo, comunicación y trabajo en equipo y mide la afinidad por las personas o los objetivos así como la manera de comunicarse.
Esta metodología nos permitiría conocer nuestra personalidad, estilo de comportamiento y comunicación así como el de los demás, por lo que tendríamos más empatía y autoconsciencia a la hora de solucionar un conflicto.
¿Quieres identificar cuál es tu tipo de personalidad y estilo de comunicación para resolución de problemas? Haz el test de personalidad DISC y descubre cómo podrías crear más empatía con otros
Si tienes un conflicto con una personalidad Dominante, sé breve y vé directo al grano, sugiriéndole maneras de lograr una solución.
Si eres el estilo de personalidad D, esfuérzate para escuchar de manera activa y toma en cuenta las ideas, opiniones y sentimientos de otros. No olvides que conservar la relación es tan importante como lograr el objetivo.
Si tienes un conflicto con una personalidad Influyente, es importante desarrollar una relación participativa ya que las personalidades I están orientadas a las personas. Cuida tu tono y lenguaje corporal y ayúdale a definir las acciones a seguir.
Si eres este tipo de personalidad, tienes que ser consciente de tu impulsividad y emocionalidad, por lo que tendrás que esforzarte en escuchar activamente a la otra persona.
Si la persona con la cual tienes un conflicto tiene una personalidad serena, tienes que expresar un interés genuino en ellos como personas, ser pacientes y mostrar mucha amabilidad en el proceso.
Al contrario, si tu personalidad es Serena, tienes que aprender a ser más directo con tus interacciones y prestar más atención a tus necesidades.
Si tu interlocutor tiene el estilo de personalidad Concienzudo, prepara tu caso con antelación y trae datos precisos y presta atención a los detalles que ellos presentan.
Y si eres tú el C, tienes que tratar de tener en cuenta que la relación es importante y que hay que centrarse a veces menos en los hechos y más en las personas.
¿Preparado para solucionar conflictos?